En esta guía vamos a comentar las precauciones
que hay que tener en cuenta a la hora de trabajar con el acero inoxidable e
indicar los puntos más comprometidos, donde pueden surgir los problemas y las
diferentes soluciones a aplicar.
En la mayoría de las aplicaciones industriales
en los que se utiliza acero inoxidable no suelen existir grandes diferencias
entre el diseño y uso indicado por el fabricante y el comportamiento que le da
el usuario final al producto. Por el contrario existen una minoría de casos en
los que el cliente final se siente decepcionado por alguna característica del
producto, pues esperaba “otra cosa”. La mayoría de estos casos suelen deberse a
unas pocas causas, principalmente a una falta de conocimiento técnico del
material. En este artículo vamos indicar las características principales de los
aceros
inoxidables que debemos vigilar a la hora de escoger el tipo que mejor se
adapte a nuestro producto. También es importante a la hora de solucionar un
problema rastrear toda la cadena de suministro, tanto en lo que se refiere al
material como a las personas involucradas en las tomas de decisión durante los
diferentes procesos (encargados de compras, responsables técnicos y de calidad,
operarios de fabricación,…)
Pasamos a continuación a enumerar las
diferentes cuestiones a tener en cuenta a la hora de escoger y trabajar con
acero inoxidable:
Influencia del acabado superficial en las propiedades anticorrosivas del acero inoxidable
Mientras que la mayoría de técnicos son
conscientes de escoger el tipo de acero correcto – aisi 304, aisi 316, aisi 301, …-,
una parte de estos no conocen que el acero inoxidable pulido es el que mejores
características anticorrosivas tiene. Por lo tanto para ambientes corrosivos se
recomienda pulir el acero inoxidable con carburo de silicio, con el fin de
mejorar la resistencia a la corrosión del material. Este tipo de fallo suele
ocurrir cuando el arquitecto no tiene en cuenta el acabado superficial en las
fachadas de acero inoxidable en edificios costeros.
Influencia de los tratamientos posteriores a la fabricación
En algunas aplicaciones, hay un momento en el
que el acero inoxidable pasa por un proceso de soldadura, lo que da lugar a
tintes de color en el material. Estos tintes disminuyen en la zona de soldadura
la resistencia a la corrosión del acero inoxidable, por lo que es recomendable
después del proceso de soldadura llevar a cabo un tratamiento en la zona
soldada, con el fin de compensar la pérdida de resistencia anticorrosión del
inoxidable.
Influencia del contacto entre el acero inoxidable y el acero al carbono
En algunas ocasiones existen micro partículas
de acero al carbono que terminan en contacto con el acero inoxidable, de manera
que lo terminan contaminando –oxidando-. Estas partículas pueden ser polvo de
rectificado, chispas de corte, cepillos de alambre u otros instrumentos
existentes en el taller de fabricación. Por ello se recomienda que el acero al
carbono y el acero inoxidable tengan cada uno una zona independiente dentro de
la fábrica y si no es posible utilizar maquinaria diferente para cada uno, sí
tener mucho cuidado a la hora de limpiar las herramientas. Además se recomienda
no desprender los films protectores del inoxidable hasta el último momento.
Importancia de un buen asesoramiento técnico
Si existe alguna duda en cualquier etapa de la
cadena de suministro es de gran importancia buscar asesoramiento técnico, pues evitaremos
problemas que cuando ya han surgido tienen una solución más complicad y
costosa. No dude en ponerse en contacto con su proveedor si mantiene alguna
duda respecto al acabado superficial del material, tipo adecuado de acero,
limpieza o el mantenimiento del mismo, tanto durante su transporte como durante
la vida útil del producto.
Si tiene en cuenta estas sencillas pautas a la
hora de planificar y trabajar con el acero inoxidable seguro que evitará los
problemas más frecuentes y podrá disfrutar de un producto de calidad y por
muchos años.